Por Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa.
Vivir esperando en un mundo secreto, lleno de elementos ocultos, de introspecciones y necesidades frustradas es un martirio. Dejar salir esa frustración, hacerla pública, gritárselo a todo el mundo es un alivio, tal como nos demuestra el cineasta londinense Tom Hooper (Los Miserables, 2012), con “La chica danesa”, filme en el que nos narra la historia Einar Wegener, primer transexual en hacer pública su situación.
En un tono desenfadado pero cuidadoso, el filme nos lleva de la mano por los complicados momentos que debe pasar Einar Wegener (Eddie Redmayne) y su esposa Gerda (Alicia Vikander), cuando el varón decide asumir su rol, impulsado por esa necesidad de salir del cuerpo en el que no se siente a gusto, todo ello en un momento histórico sumamente complicado, lleno de apariencias absurdas.
Es verdad que el tema por sí solo, tiene una tremenda intensidad, sin embargo, la primera queja de este filme es el ritmo en el que su director nos cuenta la historia, pues lo lleva a perder esa fuerza narrativa que seguramente, quienes se enteran de la trama, esperan presenciar. Por el contrario, el filme resulta lento, contemplativo y lleno de elementos excesivo, que carecen de simbolismo.
Al paso de los minutos, nos vamos dando cuenta de que se trata de un filme pretensioso, cuyos alcances no cumplen con la labor inicial de cualquier largometraje y en general del cine que es el entretenimiento. En cambio, nos deja un amargo sabor de boca y hasta la percepción, como muchos han comentado, de que el filme fue creado para buscar un Oscar, aspiración que puede quedarle muy grande.
Pero no todo fue lentitud y cadencia, lo verdaderamente destacado de este largometraje es el tremendo manejo de la estética visual, que corrió a cargo de Danny Cohen (El discurso del rey, 2010). Apoyado por la ambientación, la lente del cinefotógrafo devela una serie de detalles dignos de destacar.
Una película medianamente recomendable, que le invito a buscar en su cine favorito, solamente si tiene la paciencia para esperar el momento en el que la historia rompe, el cual no llega pronto.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected]