Durante toda mi vida, he presenciado en las salas de cine que algunas personas se salen a la mitad de la película, argumentando que no les gusta, en el caso de “Escándalo Americano”, dirigida por David Owen Russell, sucedió algo muy curioso, pues algunos se levantaron de sus butacas cuando el planteamiento largo y contemplativo apenas se establecía. Pero quienes nos quedamos en nuestros lugares, encontramos que a partir de la primera media hora, ese planteamiento tan detallado encuentra sus razones y nos va llevando de la mano hasta el final.
Es preciso comentar que el hecho de que una película de ritmo contemplativo tenga un argumento lleno de calidad, se basa en mucho, en que retrata detalles visuales finos y frases que pueden parecer comunes, las usa para descifrar elementos narrativos que presenta más adelante, pero sobre todo, en el desenlace.
Así pues, el “Escándalo Americano”, se ubica temporalmente en 1978, cuando un empresario Irving Rosenfeld (Christian Bale) conoce a una bella chica de la que se enamora y con quien se dedica a estafar a medio mundo, sin embargo, son detenidos por el FBI y obligados a trabajar para el gobierno estadounidense, con el fin de detener a funcionarios de alto rango, como el gobernador de New Yersey y otros senadores.
Pero todo cambia cuando la mafia interviene en la instalación de casinos, porque en ese momento, Rosenfeld, pone en riesgo su vida y la de su amante, esposa e hijo. Dicha estafa, apoyada por el FBI para detener a los maleantes de alto rango, se convierte en el peor negocio en el que pudo inmiscuirse.
En torno a estos elementos, el cineasta neoyorkino realiza una cinta entretenida, basada en un ritmo, primero ligero y después intempestivo, con muchas crestas de tensión dramática de la mitad de la película al final, que le ayudan a la historia a mantener su fuerza narrativa.
Una película bastante recomendable, que tiene un ligero tinte de comedia negra con muchos destellos de ironía, aunque debe ser paciente para esperar el momento en el cual, el ritmo contemplativo del inicio se rompe y cambia por el desenlace, que por cierto, dura bastante.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias, escríbame al correo electrónico [email protected] o ingrese al sitio web www.inter-medios.jimdo.com