Por Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa.
Cuando una comedia como “La dictadura perfecta”, cuyo hilo conductor es la sátira política, con la que genera conciencia y divierte de manera efectiva tanto a los seguidores del show cómico, mágico, musical de Loret de Mola (Primero Noticias) y los escuchas y/o lectores de Carmen Aristegui, así como al resto de la población cinéfila y no cinéfila, se debe hablar de una cinta multitudinaria, que por el bien de ese tipo de cine realizado por Luis Estrada, ojalá que su resultado se vea reflejado también en taquilla.
Luego de dos experiencias satisfactorias (La ley de Herodes y El infierno) y una cinta que no tuvo mucho eco en las salas mexicanas (Un mundo maravilloso), en las que hace una crítica a las condiciones de los mexicanos ante decisiones políticas de alto nivel, el mexicano Luis Estrada regresa con un filme que retrata elementos curiosos que se convirtieron en grandes escándalos de la clase política, vistos con una óptica muy divertida.
“La dictadura perfecta” nos narra el error por el cual, el presidente (Sergio Mayer), tienen que propiciar distractores de gran alcance como el secuestro de unas gemelas o un gobernador corrupto caracterizado de manera fantástica, como ya es su costumbre, por Damián Alcazar.
En este tenor explota una historia sumamente delicada, por los espinosos temas de los que hace uso Estrada, con tal fidelidad, que después de hacernos reír nos preocupa por sobremanera, debido a lo alarmante del momento que vive nuestro país. Pero lo más preocupante es que la ficción que se nos ofrece en pantalla, es una realidad que hemos vivido, con nombres distintos, con personajes diferentes, pero con resultados similares o peores a los detallados por el filme.
Las diferentes tonalidades cómicas del largometraje, permiten que actores tan unidimensionales como Sergio Mayer proyecten un humor tan negro, que extrae del espectador un sinfín de carcajadas. El histrión se ve favorecido por su personaje de Presidente bobo e inculto, que parece haber salido de la imaginación de algún standopero radical.
Sin lugar a dudas, una película sumamente recomendable, que le va a recordar algunos pasajes penosos de la historia política de México, pero que también le va a arrancar muchísimas carcajadas y que seguramente va a poner su cabeza a trabajar a marchas forzadas.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o ingrese al sitio web www.inter-medios.jimdo.com