Por: Gabriela Jaime, columnista de Radiografía Informativa.
La perspectiva de los golpes es tridimensional o panorámica porque cada quien vive la situación de forma diferente, ve las cosas desde su objetividad y las siente diferentes.
Hoy en día los jóvenes creen que pegarles es un delito porque nosotros hemos fomentado la parte de los derechos del niño, pero en realidad esos derechos han logrado que hoy en día nuestros adolescentes tengan problemas de Bulimia y Anorexia; suicidios en alta escala; drogas; bajo rendimiento; y todo aquello que les ocasiona tristeza.
Los golpes
Desde el punto de vista que se mire nacemos con golpes, en el momento que nosotros llegamos al mundo, el médico tiene que dar una palmada para que el espíritu-energía del niño reaccione y éste llore; cuando los niños son pequeños y hacen berrinches, no se están quietos aun cuando hacemos todo lo que quiere, hasta que la mamá le da un golpe y con eso el bebé se queda tranquilo. Deja de hacer berrinche extrañamente.
Por otra parte, nos damos cuenta que los hijos que son consentidos; a los que les dan dinero; coche; escuela; ropa de marca; artículos electrónicos de marca; siempre viven una en una soledad extrema, cuando nunca han sido golpeados. Sin embargo los hombres que han sido golpeados y que se pasaron la vida quejándose de que sus papás les pegaron, siempre tienen una vida dignificante, una familia estable, y son personas con alto rendimiento, que han progresado y se han superado con el paso de los años. Cosa que no sucede con los adolescentes, ya que simplemente ellos se rinden ante la vida y deciden morir en manos de cualquier droga; en manos del suicidio; un accidente; una enfermedad extraña o depresión. Y no podemos hacer nada o creemos que no podemos hacer nada.
Los golpes nos sirven para quedarnos en la vida, para mantener límites y para establecer nuestras metas en la vida. Si nosotros somos consentidos y vivimos entre algodones, muy vagamente podemos alcanzar nuestras metas.
El compromiso de nosotros es crear adultos libres, no adultos atados a un sentimiento de desamor real cuando no se ha ocupado el padre o la madre en invertir un poco de su tiempo, por el miedo a sentirse culpable a que los hijos vayan a creer que no los quieren; uno los ama.
En las épocas anteriores, la imposición de los límites era lo que daba garantía de éxito personal en la vida. No necesitamos pegar hasta matar, no se trata de sadismo, se trata solamente de imponer reglas y límites que con el tiempo establecerán reglas y límites en la vida del individuo.
Nosotros como seres humanos aprendemos por instinto, y ese instinto animal que tenemos de nacimiento lo controlamos mediante condicionamientos; un golpe a tiempo es sano, no necesitamos matarlo y sin necesidad de culpa pues la responsabilidad como padre es hacer que mi hijo se queden la vida, es solamente podar las ramas para que el árbol crezca derecho, frondoso y sano; pero si tengo miedo y culpa nunca voy a poder ejercer esa retención de vida en mis hijos pues la culpa me llevará más allá de la muerte.
Informes para consultas al cel (55) 48841082. Gabriela Jaime Bojorges, CONSTELADORA
Ustedes necesitan terapia,Están muy enfermos.