Amaranteros de Tulyehualco luchan por conservar la alegría

amarantoRadiografía Informativa.- Pese al boom que se vive actualmente en torno al amaranto, en razón de sus valores nutrimentales y su rico sabor como golosina, en el pueblo de Santiago Tulyehualco, históricamente ligado al cultivo de la planta, hay un declive en su producción, lo que ha obligado a importarlo de otras regiones.

Esta realidad diversa y contrastante, en voz de sus protagonistas, ha quedado registrada en el documental Alegrilleros somos y en el amaranto andamos, realizado por el subproyecto Archivo de la Palabra: Alegría, Patrimonio Cultural Inmaterial de Xochimilco, con respaldo del Proyecto Eje Tlaxiaco de la Subdirección de Investigación de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

El material audiovisual, hecho en colaboración con el Departamento de Medios Audiovisuales de la ENAH, recoge testimonios de la gente dedicada a la producción, el procesamiento y la comercialización del dulce, que es parte de la identidad y la vida cotidiana del pueblo de Santiago Tulyehualco.

A lo largo de un año, los antropólogos Hilario Topete Lara y Montserrat Rebollo Cruz, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), coordinaron un equipo de estudiantes de la ENAH (Jimena Vera Camacho,  Iván Sánchez Salazar, Rafael Torres Rodríguez, Maricela Barrera Flores, Rubí Romero Santos, Carlos Antonio Lara Martínez, Vladimir Mompeller Prado y Adelina Rodríguez Vázquez).

Todos participaron en el registro del ciclo productivo y la transformación del amaranto en las dulces alegrías que han deleitado el paladar de muchas generaciones, desde la época colonial; la captura de imágenes, durante ese proceso, la efectuaron Octavio Hernández Espejo, Aldo Pérez Ramiro y Eric Flores Barrientos, bajo la dirección del primero.

Sin embargo, a pesar de ser un cultivo de fuerte arraigo en la población, se vive actualmente una situación de riesgo debido a que la producción se ha vuelto insuficiente como consecuencia del desgaste del suelo.

Hilario Topete detalló que durante algún tiempo en algunas parcelas se sembró solo amaranto, pero en razón de que el monocultivo agota el suelo, algunas personas decidieron alternarlo con otros cultivos, como maíz, calabaza, chilacayote, hortaliza, etcétera, a fin de regresarle al suelo algunos nutrientes orgánicos, mediante técnicas de lombricomposteo.

Al agravamiento de la situación se sumó el crecimiento de la mancha urbana que ha reducido la cantidad de predios para la producción de amaranto, lo que ha obligado a los productores de dulce a adquirirlo de otras regiones como Tlaxcala y Morelos, para procesarlo y comercializarlo.

Dada la fama que el amaranto ha adquirido, particularmente a raíz de los experimentos que el astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela hizo en el espacio con esta planta, se ha propiciado su cultivo en diversas regiones del país que han desplazado a Santiago Tulyehualco como principal zona amarantera.

“Es un mundo de contrastes, de cambios, y el documental da cuenta de ello; no es una versión lineal del proceso de producción ni de su devenir histórico, ni tampoco de sus valores nutricionales, porque todo eso ya está documentado. El propósito  es mostrar la nueva realidad de las personas relacionadas con el cultivo, el procesamiento y la venta del amaranto. Se aborda en particular tanto la producción casera como de quienes están introduciendo tostadoras que procesan decenas de kilogramos”.

Al enfatizar la identificación de un amplio sector del pueblo de Santiago Tulyehualco con esta planta, Hilario Topete mencionó que la pérdida del control del ciclo productivo siempre impacta, toda vez que es un trabajo en el que interviene toda la familia, pero ante la falta de predios para el cultivo y la introducción de maquinaria, se ha empezado a generar una situación de desempleo (para terceros, sobre todo) y recomposición familiar.

“El proceso de industrialización significa un riesgo para quienes conservan las técnicas artesanales, mientras que la falta de tierras cultivables y la importación del grano también afecta el proceso productivo en el que antiguamente participaba el clan familiar”.

Ante este panorama, la comunidad se ha interesado en impulsar un proceso de salvaguardia que desemboque en una declaratoria para proteger al amaranto como Patrimonio Cultural Inmaterial de Santiago Tulyehualco, Xochimilco, y que las autoridades delegaciones y del Distrito Federal apoyen a los amaranteros. De lo contrario, el riesgo de pérdida sigue latente.

El documental Alegrilleros somos y en el amaranto andamos se ha proyectado en el marco de la Feria del Libro de Antropología e Historia en septiembre pasado, en el Segundo Congreso Internacional sobre Experiencias en la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en Zacatecas en octubre, y el 8 de febrero en la Casa de la Cultura de Santiago Tulyehualco, en el marco de la Feria del Amaranto y el Olivo.

La directora de la Casa de Cultura, Hortensia Vázquez, recibió copia del documental por parte de los realizadores para que se difunda ampliamente pero sin fines de lucro, por lo que firmó una carta compromiso para ponerlo a disposición del público y difundirlo en la feria, que concluye el domingo 23 de febrero.

Montserrat Rebollo refirió que también estará en la página del Archivo de la Palabra (archivopalabra.inah.gob.mx), porque es un material con fines académicos y de investigación. “El objetivo es que se difunda no sólo en Tulyehualco sino también en otros espacios, y que se conozca a nivel nacional”.

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