Por Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa
Un cómic que no ha tenido el reconocimiento popular, al menos en nuestro país como es Ant-Man, ha sido llevado a la pantalla grande, a pesar de que es uno de los superhéroes más limitados, argumental y conceptualmente hablando, para la empresa Marvel.
La cinta, dirigida por el cineasta nativo de Carolina del Norte, Peyton Reed, nos narra una historia basada en la historieta del mismo nombre, en la que el bioquímico Hank Pym usa su último descubrimiento, que es un conjunto de partículas subatómicas, para crear una fórmula que modifica el tamaño de las cosas, incluyendo su traje especialmente diseñado para convertirse en superhéroe.
Pero habrá que explicar algunas cosas para poder entender este filme, pues quienes no somos fanáticos de este cómic, tendremos algunas pequeñas dudas, que no permiten apreciar o entender la historia de manera integral, así que tratemos de hacer una breve explicación de los antecedentes.
Empecemos pues con sus habilidades. El éxito como superhéroe de Ant-Man radica en que puede reducir su tamaño y comunicarse con insectos, como hormigas, abejas y avispas gracias a la tecnología de su casco, que concibió a lo largo de su investigación.
Luego con el manejo de que existen dos Ant-Man y esto se debe esencialmente a que Scott Lang se convertiría en el nuevo superhéroe, luego de robar el traje y el gas reductor de Hank Pym el original Hombre Hormiga, con el objeto de encontrar a la persona capaz de curar los males cardiacos de su hija Cassie. Entendiendo la situación, Hank Pym le permitió conservar el traje para convertirse en el segundo hombre hormiga.
Así pues, “Ant-Man: El Hombre Hormiga” es la cinta de un superhéroe poco conocido en nuestro país por el grueso de la población que asiste al cine, aunque los fanáticos del cómic seguro que tienen más referencias suyas. En este caso, no pude evitar que viniera a mi mente la cinta “Querida encogí a los niños” (Honey, I Shrunk the Kids, 1989), una comedia sí, pero de la cual me parece que retrataron bastantes aspectos, más allá de la reducción de tamaño de los personajes.
En resumidas cuentas, me pareció una cinta con un ritmo adecuado, argumentalmente correcta, aunque siento, que le hace falta un detalle pequeño pero representativo: el personaje no permite que el público espectador entable con él ese vínculo carismático del que gozan Spiderman, Batman, Ironman…
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected]