Por Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa.
Un trabajo actoral de Michael Caine que raya en lo espectacular, es la base del relato con el que se construye “El último amor del señor Morgan”, cinta basada en la novela ‘La Douceur Assassine’ de Franҫoise Dorner, que al trasladarse del papel a la pantalla no pierde los tintes de sensibilidad.
La historia, nos habla de un hombre estadounidense viudo de avanzada edad, llamado Matthew Morgan, que ya se encuentra jubilado como profesor de filosofía y que en un momento de flaqueza, coincide con una bella chica francesa de nombre Pauline (Clémence Poésy), que a fuerza compartir emociones con él, recibe una carga de felicidad en su vida.
Así pues, la cineasta Sandra Nettelbeck (“No Reservations”, 2007), ahonda en la complicación de encontrar el amor, en una sociedad tan compleja como la francesa, inyectándole las variables de edad y las aficiones, que le dan un contexto muy peculiar.
Con estos elementos, el filme transita por un camino complicado, llevando al espectador a dudar, porque nunca se aclara, en una relación de pareja entre Matthew Morgan y Pauline, o bien un sentimiento de una joven por su padre. Esta duda, más allá de generar drama, le propicia un sentimiento de inestabilidad al filme.
Un aspecto digno de destacar es la Fotografía, que está plagada de planos abiertos que permiten que contemplemos la belleza de los paisajes naturales y de París, ciudad donde se desarrolla la historia.
Una cinta bastante recomendable, aunque con algunas reservas por la falta de desenlaces de la historia. Seguramente, a pesar de estas leves inconsistencias, usted la va a disfrutar bastante.
Solo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o ingrese al sitio web www.inter-medios.jimdo.com