Por Gabriela Jaime, columnista de Radiografía Informativa.
El Niño adoptado también tiene a sus padres, igual que otros niños, igual obtiene su vida de estos padres específicos, pertenece a esta familia al igual que los demás integrantes de la familia. Está ligada a ella sea cual fuere su destino y todo los miembros de esta familia serán influidos por él mismo. Ellos toman parte de ese destino como si fuera también su destino.
La adopción no cambia nada al respecto, absolutamente nada.
También en la criatura adoptada vale el hecho de que sus padres (adoptivos) le son obsequiados; tal y como son se convierten en su destino, tal como éste les es determinado también a ellos.
Todo reclamo hacia los padres, como si se hubieran hecho culpables con él, y toda exigencia interior hacia ellos, se dirige contra esa fuerza del espíritu que a ambos (padres y adoptando) mueven de tal manera que nadie puede ser diferente a como es.
Entonces una persona que fue dada en adopción: ¿Cómo puede y debe manejar su destino en forma espiritual?; ¿Cómo puede y debe proceder para reconocer y aceptar lo fuerte de este destino que le toca en un buen sentido, reconocerlo y aceptarlo como algo grande, tal y como es?
La persona puede imaginar a sus padres, aunque no los conozca, sólo necesita hacer contacto con su interior y ya sabe todo respecto a ello, porque en ella están presentes. Lo están en forma física porque siguen viviendo en esta criatura. Pero también lo están en el alma del hijo.
La criatura siente como ellos, carga algo como ellos y también para ellos. Está implicado con sus destinos y en los destinos de su familia. Sufre como ellos, anhela como ellos y desea algo sanador al igual que ellos. Se siente culpable como ellos y quien expiar como ellos, también por la culpa de que ha sido entregado por ellos.
La persona, igual que sus padres, sólo puede desligarse de estad implicaciones y sus consecuencias de una manera espiritual. Si logra establecer el enlace, más allá del dolor y el enojo, con un movimiento del espíritu que los abarca a todos, con la misma entrega los toma a su servicio para algo más allá de ellos mismos.
Es un servicio que los hace crecer a ellos como a otros, por que la adopción es difícil para todos los involucrados y se convierte en su destino con el cual se hacen más humanos, amorosos, humildes y grandes.
Por todo esto la persona adoptada así como tiene la desventaja de no tener a sus padres biológicos físicamente, tiene la ventaja de tener a dos sistemas detrás de él dándole más fuerza por ese gran amor que el dio a su sistema, es una recompensa tener en su haber así como a los padres biológicos que jamás dejarán de pertenecer, como a los padres del corazón (adoptivos) que nos eligieron por amor, esto nos hace indestructibles si miramos el gran amor.
Gabriela Jaime Bojorges. CONSTELADORA
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