Por Gabriela Jaime, columnista de Radiografía Informativa.
La fuerza de los padres también tiene un orden, las mujeres toman la fuerza de la madre y los hombres del padre, cuando los hijos están con el padre y las hijas con la madre, la relación de los padres es más intensa, de esta manera no hay condiciones.
La rabia de los hijos hacia sus padres!!!
He visto que las terapias que incitan a la persona a decir a sus padres el enojo u odio que sienten hacia ellos, e incluso el deseo de matarlos, provocan que la persona se castigue después fuertemente.
El alma de los hijos no tolera una devaluación de los padres, pues con esto se devalúan ellos mismos. El alma se devalúa en adicciones al alcohol, drogas, prostitución, cáncer en los órganos sexuales, esas son las consecuencias del desprecio al padre o a la madre.
La Paz del hijo está en la aceptación de sus padres, cuando toma a sus padres tal y como es, de esa manera, sin juzgar, ya que los padres no se toman por cualidades morales sino por ese soplo de vida, la vida misma.
Los hijos aunque hayan sido heridos por sus padres siempre tiene la posibilidad de decir: “si ustedes son mis padres, y yo soy como ustedes, todo lo que estaba en ustedes también está en mí. Acepto que sean mis padres, con todas las consecuencias que esto tenga para mí. Tomo lo bueno de lo que me dieron y confió en que ustedes llevarán su suerte de la mejor manera”.
Gabriela Jaime Bojorges. CONSTELADORA
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