Por: Quiauitl Marquez Trujano
“Había una vez un señor de esos que tienen funda para su revólver, un chaleco antibalas ya muy desgastado, una moto Yamaha 125 y un perro flaco. Una olla exprés con más soya que carne, generalmente cenaba tostadas de tinga y los sábados comía huevo con chorizo, los viernes comía lentejas, alguna codorniz los domingos, en eso se gastaba el 75% de sus ingresos. Una chamarra y botas de cuero para las fiestas o tenis converse. Entre semana trataba de usar un saco muy fino. En su casa había una señora que le iba a ayudar que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un chalán que le ayudaba al jardín y lo acompañaba a la calle, que así como le arreglaba la moto, tomaba una podadora. Rondaba de edad este señor en los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, de rostro chupado; le gustaba levantarse temprano y salir a jugar squash. Tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada. Este mencionado señor estaba de ocioso la mayor parte del tiempo, le gustaba leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi por completo hacer ejercicio y administrar sus bienes; y llegó a tanto su devoción por la lectura que vendió muchas de sus propiedades para seguir leyendo”
¿Se le hace conocida la historia? Por supuesto, es una versión remasterizada del conocido libro “El Quijote de la Mancha”. Ha sido adaptado al español del siglo XXI zona centro de México. ¿Conoce usted las palabras: “sayo de velarte”, “adarga”, “astillero”? Evidentemente no las recuerda porque son palabras que no pertenecen a nuestra época, ni contexto social, sin embargo pertenecen al español. ¿Por qué ya no las usamos? ¿por qué desaparecen ciertas palabras y otras no? La respuesta es muy simple: esos objetos han quedado en desuso y ya no es necesario seguir utilizándolos, por lo tanto el uso de esa palabra queda obsoleta.
Hoy en día el uso de nuevas expresiones causa gran conflicto y a menudo escucho a otras personas hacer mención de que “los jóvenes están distorsionando la lengua”, situación que me causa cierta inquietud porque no he conocido algún caso en el que la lengua no haya sido modificada, adaptada, olvidada, ultrajada, mal vista, bien vista, legalizada, marginada, de modo tal que como usted puede darse cuenta, la lengua es lo más “ido y traído” por esta raza humana, y no siempre de la manera más placentera.
En sus inicios la misma conformación del español tuvo sus bases en el latín vulgar, la lengua que más hablaban los romanos, pero que no precisamente estuvieran en el entendido del uso correcto de sus formas y construcciones; por tal razón las personas le daban, y le dan, el uso más útil y conveniente según sus necesidades.
Si bien es cierto que la mayoría de las personas saben o tienen idea del uso adecuado de la lengua, y que en cierta medida tratan de hacer buen uso de ella, a final de cuentas terminan ejerciendo aquellos términos que en el momento les representen una mayor facilidad de expresión independientemente de que el término sea o no adecuado.
A lo largo de la historia y con las invasiones de otros pueblos no sólo se mezclan los usos y costumbres, sino también palabras y expresiones que se van quedando o retirando según convenga, de modo tal que la lengua está viva y tiene los mismos cambios que un ente vivo: nace, crece, se reproduce, cambia, combina o evoluciona y, finalmente muere, o en el mejor de los casos se fusiona con alguna otra.
Tal es el caso del Spanglish, que justamente ha surgido de la mezcla de dos lenguas y que ha sido tan pertinente su uso que cada vez se difunde más, no con el fin de incomodar, sino porque simplemente es lo natural en la evolución de las lenguas, es más cómodo usar expresiones más cortas según sea el caso de uso y no importa si tengo que start in english y terminar en español.
El hacer uso de cualquier lengua siempre traerá consigo cambios que van enfocados a la practicidad de la misma. La practicidad puede también no ser precisamente usar la lengua, por ejemplo ¿recuerda cuando los teléfonos celulares no tenían whats app? Teníamos que mandar en un mensaje la mayor cantidad de palabras, y a lo primero que se recurría era a la eliminación de ciertas vocales, cuidando que se pudiera ntndr el mnsj cn mayor pertinencia; de cualquier manera esto es considerado una modificación de la lengua, aunque en su parte escrita, pero también ha provocado ciertos cambios en la parte prosódica de los que casi nadie se ha percatado, a los cuales no se les da mucha importancia porque sabemos que en el lenguaje formal estas formas no son aceptables, sin embargo se utilizan.
Por tales razones se entiende entonces que la lengua está en constante cambio, pero existen usos formales en los cuales la inflexibilidad de la misma es propio para dar a entender al receptor el mensaje preciso al que se quiere llegar; y existe el uso informal de la lengua, que en la mayoría de los casos, como el del español, proviene del latín vulgar que es el que usaba el “populli”.
La rigidez de la lengua dependerá entonces del uso formal y la flexibilidad del uso común, así que le invito a hacer uso de la lengua y verá usted qué bonito es usarla con frecuencia y por supuesto el conocer otras lenguas es muy favorecedor para el uso de la propia, ya ve usted que siempre predomina el uso inadecuado pero que todos requieren de él.