Por Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa
Comúnmente, el cine que se toma su tiempo para contar la historia, que explora los detalles visuales de manera minuciosa, que indaga en los elementos narrativos, en información visual y referencial, resulta complicado para mucha gente, pero cuando el filme es de terror, las cosas cambian, como en el caso de “Las Tinieblas”, el filme dirigido por Daniel Castro Zimbrón.
Este filme, segundo de la llamada trilogía de la luz, al cual le precede “Tau” (2012), es una coproducción Francia-México, que en vez que luchar contra las costumbres de los espectadores cinematográficos masivos de esperar que toda historia se cuente rápido y de manera muy simple, el cineasta mexicano decide poner en la butaca una carga de imágenes contemplativas, plagadas de complejas estructuras visuales que navegan en el mundo de los claroscuros y un gris ambiental que nos deja un sabor de decadencia, preciso para la historia que nos pretende narrar.
La cinta nos narra el momento en el que Argel (Aliocha Sotnikoff) padece la desaparición de su hermano, Marcos (Fernando Álvarez Rebeil), con quien vivía junto a su padre sobre protector (Brontis Jodorowsky) y su hermana pequeña y enferma, Luciana (Camila Robertson Glennie), en una pequeña cabaña aislada a mitad del bosque. Los chicos son encerrados en el sótano para evitar que una bestia monstruosa que vaga por la zona les haga daño, pero la falta de su hermano, incentiva la curiosidad de Argel, quien decide indagar en los secretos de su padre y devela un gran secreto.
El suspenso es un elemento indispensable en “Las Tinieblas”, pues está presente desde el comienzo del filme, llevando al espectador de la mano a esperar lo peor, precisamente por la detallada información visual que encontramos. Cada cuadro, cada ventana, cada máscara que aparecen a cuadro, es utilizada por el director para abonar más y más a la construcción mental de un argumento, que muy seguramente, no coincidirá con el vuelco final de la historia.
La cinta es sumamente tensa, atmósfera que pretende establecer el director y que al final consigue, el suspenso está presente hasta el último minuto del largometraje y ese es un gran logro que le da los adjetivos de buena y destacada, aunque le recomiendo la vea con la mente abierta.
Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o ingrese al sitio web www.facebook.com/CinematografoCeroCuatro para recibir más información del séptimo arte nacional e internacional.