Otra joya del gran Tarantino: Los 8 más odiados

LOS-OCHO-MAS-OIDADOSPor Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa

Como cada nuevo filme de Quentin Tarantino, mi expectativa se vuelve cada vez mayor y con “Los 8 más odiados” (The Hateful Eight) no sucedió algo diferente, este fin de semana por fin tuve la posibilidad de acudir a verla. La reflexión general que me dejó fue favorable, agresiva y estruendosa, elementos que han caracterizado su filmografía y que no dejan duda que es un producto ‘netamente Tarantino’.

Pero veamos el alcance y el poder que tiene el nativo de Knoxville, Tennessee con sus películas, pues no sólo se trata de un argumento contundente y revelador, también es un legado de crudeza y estética visual, la que nos mantiene sentados frente a la pantalla grande esperando cada segundo más y más sorpresas, pero sobre todo más y más violencia.

El filme, que por cierto es un western lleno de colorido, característica distintiva de los filmes tradicionales del género, que tienen a llenar con colores sobrios (y hasta opacos, diría yo) la lente de la cámara, nos narra una historia situada poco tiempo después de la Guerra Civil estadounidense, donde ocho sujetos se reúnen por lo que se sospechan son cuestiones del azar en una cabaña de paso, para resistir el crudo invierno de Wyoming.

Ahí, John Ruth (Kurt Russell), un cazarrecompensas en camino a Red Rock con su prisionera, la criminal Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), el Mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson) también cazarrecompensas que llega ahí con Ruth, el nuevo Sheriff Chris Mannix (Walton Goggins), el verdugo Oswaldo Mobray (Tim Roth), el General retirado Sandy Smithers (Bruce Dern), el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el mexicano callado Bob (Demián Bichir), interactúan en un ambiente denso y rudo, sin saber que uno de ellos no es quien se imaginan.

Invadidos de paranoia y usando como detonante para ello la claustrofobia de sus personajes, Tarantino decide concentrar toda la acción en una sola locación, aspecto que genera sentimientos similares en el espectador, poniéndolo al filo de la butaca.

El interior de la cabaña resulta ser un espacio propio para la supervivencia, donde los diálogos nos inmiscuyen más y más en una historia de la que esperamos un desenlace muy distinto al que ocurre.

En suma, es un filme digno de recomendación de un director consolidado, aunque tiene un pequeño detalle que puede ser negativo para algunos: su duración. A pesar de que no se siente, las poco más de tres horas que dura la cinta pueden cansar a cualquiera que no se enganche con el notable argumento.

Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o ingrese al grupo www.facebook.com/CinematografoCeroCuatro/

 

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