Toluca, Edomex.- Derivado de la denuncia realizada por una reportera, ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), por una presunta agresión de servidores públicos mexiquenses, el gobierno estatal informó lo siguiente:
Los mandos operativos de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana (CES), que encabezaron el despliegue en un predio en el municipio de Atizapán, en donde presuntamente se registraron los hechos objeto de la denuncia, han sido separados de sus funciones.
Se trata de un coordinador operativo, un subdirector y dos mandos regionales, que se someterán al proceso que determine la PGJEM, institución que, en el desarrollo de la indagatoria, determinará si más elementos estarían involucrados en esta investigación, de manera directa o indirecta, para proceder conforme a derecho. Además serán sometidos al proceso correspondiente de la Inspección General de Instituciones de Seguridad Pública del Estado de México (IGISPEM).
De igual manera, el Fiscal Regional de Tlalnepantla, así como su jefe de unidad, tomaron la decisión de separarse de sus cargos en la PGJEM, a efecto de que sean investigados y se deslinden las responsabilidades a las que pudiera haber lugar. Ambos servidores públicos se someterán a la indagatoria respectiva, misma que determinará su futuro dentro de la PGJEM.
Cabe destacar que la reportera agredida es Iris Velázquez, compañera del diario REFORMA, quien en su muro de Facebook publicó:
“Señores muchas gracias por todo. Sobre todo, a mis colegas, los que acudieron a “rescatarme”.
Ya estoy en casa. Sí, fui golpeada por policías estatales y uno que se decía federal pero no traía uniforme. Recibí macanazos, me escupieron, me tocaron, fui humillada, acosada, me robaron todo mi equipo, cámara, iPad, celular, tarjetas, dinero, credenciales…
Amenazaron con pegarme un balazo, con desaparecerme.
Agradezco volver a ver a mi familia, creí varias veces sus amenazas. Estoy viva, y me siento tan feliz de volver a comunicarme.
Nadie quiso brindarme apoyo, hasta que arribaron a Manzana de Roma mis compañeros. Se burlaban, me ignoraban. Yo ya no pedía, rogaba que me dejaran ir, creo que nunca había sentido tanto miedo”.