Por Any Verdeja
Pronto celebraremos un aniversario más de ser una nación independiente, gritaremos a los cuatro vientos todos y cada uno de los nombres de los héroes que nos dieron patria y vibraremos al escuchar nuestro hermosísimo Himno Nacional Mexicano al tiempo que nuestro Lábaro Patrio es izado a toda asta mientras ondea al viento.
Habremos de comer pozole, tostadas de todo lo que se nos ocurra, antojitos mexicanos, habrá verbenas populares por todos lados; en cada ayuntamiento, delegación, Copaci, presidencias, palacios de gobierno y hasta los jefes de manzana organizarán su fiestecita para celebrar el hecho histórico.
Resonarán voces que griten ¡Viva Josefa Ortíz de Domínguez!, ejemplo de mujer cuya valentía hizo que el grito de independencia se adelantara porque un traidor (hombre) había dado aviso sobre el movimiento de insurrección que se estaba gestando, ella misma convenció a Allende para unirse al movimiento independentista y fue ella quien se las arregló para avisar a Hidalgo que el movimiento había sido descubierto.
Otros nombres de mujeres valientes que nadie grita en la arenga del 15 de septiembre y que deberían ser incluidos son, por ejemplo, María Luisa Martínez de García Rojas, una artesana Michoacana que ayudó incondicionalmente a los insurgentes haciéndoles llegar noticias de todo movimiento del ejército virreinal, fue apresada y fusilada. Su famosa frase durante el fusilamiento fue “tengo derecho a ser lo que sea en favor de mi patria porque soy mexicana”.
Leona Vicario, no sólo brindó información sobre la acción del ejército imperial, sino que además ayudó económicamente al movimiento insurgente, ella y su marido financiaron al ejército independentista para lograr iniciar el golpe que dio pie a la Guerra de Independencia gracias al movimiento de los Guadalupes al que por cierto también se unieron mujeres como Margarita Peimbert y Antonia Peña.
Gertrudis Bocanegra quien realizó diversas acciones en materia de comunicación entre las tropas insurgentes, mientras su esposo y su hijo peleaban (y murieron) al lado de Miguel Hidalgo en la Batalla del Puente de Calderón.
Mariana Rodríguez del Toro, no hace falta decir más de ella, sólo que su nombre está inscrito en letras de oro en el salón de sesiones del Congreso por su participación activa como informante del ejército republicano.
Y dejo al final –aunque faltan muchísimos nombres- a Ana Yraeta, una intelectual, ilustrada que encabezó varios movimientos femeninos entre ellos el de Las Patriotas Marina, grupo al que estaban adheridas más de 2 mil 500 mujeres de la época que se infiltraron en las tropas imperialistas y pasaban información a las tropas insurgentes. Ana, logró convencer a los jueces de la Nueva España de que las mujeres eran capaces de participar en la vida política del país.
Y después de escuchar por más de dos siglos sobre la participación de las mujeres sólo en este importante episodio de la historia de nuestro país, mujeres que defendieron su causa, que estaban convencidas de que al final tendrían que dejar la vida en un paredón, en una cárcel o en una batalla tras ser descubiertas; es entonces cuando me pregunto ¿Cómo es posible que en Chiapas más de 40 mujeres no puedan defender para sí mismas ni siquiera un puesto público o una curul? ¡Carajo!