“Escobar la traición”, un filme más sobre este personaje

Por Héctor Trejo S. columnista de Radiografía Informativa.

Siempre ha sido una fuente llena de anécdotas sobre exquisiteces y excesos la vida de Pablo Escobar y en la producción española “Escobar la traición”, recalcan esta afirmación, al retomar hechos reales, plasmados en el libro Amando a Pablo, Odiando a Escobar, escrito por la protagonista del hecho que nos narra el filme, Virginia Vallejo.

Es cierto que el narcotraficante que llegó a convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo por el comercio de estupefacientes, es casi siempre la figura central de los relatos de exuberancias y sometimiento, pero en esta ocasión, Virginia Vallejo, protagonizada hábilmente por Penélope Cruz, nos muestra un presunto lado femenino, que a fuerza de ser sinceros acaba por volverse parte del mismo cliché, casi marca registrada llamada Pablo Escobar.

Por su parte, Javier Bardem como en prácticamente todos sus trabajos, se muestra impresionante al asumir la personalidad de Escobar, casi al grado del multifacético actor colombiano Andrés Parra, quizá el único histrión que ha dejado en mi mente la presencia del narcotraficante, desde la mirada, hasta la sonrisa, desde el ceño fruncido por algún desacuerdo hasta el andar impositivo que en vida mostró Pablo Escobar, al menos frente a las cámaras de televisión.

El conflicto argumental que tiene el filme, dirigido por el cineasta español Fernando León de Aranoa (“Princesas”, 2005), es que adolece de sentido común, que en este caso es tremendamente necesario por tratarse de la historia de uno de los personajes malignos más conocidos, investigados y difundidos a nivel mundial, de quien hasta el más distante de las salas de cine ha podido tener referencias claras de su vida y que será complicado anexarlo en una historia de amor, aunque sea por momentos.

La segunda y más cruel debilidad es tomar como verdad absoluta un relato tantas veces cuestionado, debatido y refutado, como el texto de Virginia Vallejo y querer hacerlo pasar por legítimo e incuestionable, con todos esos detalles románticos de paternidad renovada, que nos cuenta.

En suma una cinta que podríamos considerar innecesaria, que no aporta mucho al discurso sobre la vida del mayor narcotraficante de Colombia, porque en realidad ya no hay mucho que abonar y se queda en un intento estéril por redefinir una biografía de nota roja.

Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita. Para dudas, comentarios o sugerencias escríbame al correo electrónico [email protected] o sígame en mis redes sociales “CinematografoCeroCuatro” en Facebook y “Cinematgrafo04” (sin la “ó”) en Twitter.

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