Ciudad de México.- El director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), Ramón Aguirre Díaz, aseveró que el problema del líquido vital en esta megaurbe del país es mayúsculo y complicado, ya que requiere de 25 años para resolverlo.
Mencionó que el principal conflicto que enfrenta la Ciudad de México es de sustentabilidad, pues la principal fuente de abastecimiento es el acuífero que almacenó agua hace miles de años y desde hace décadas “la estamos sacando”. Además, estudios demuestran que el líquido es fósil ya que data de tres mil años.
El reto está en saber cómo se va a abastecer a las próximas generaciones si se sigue con ese ritmo de explotación, afirmó en su participación en el Segundo Coloquio Internacional “Las Paradojas de la Megalópolis. Gobernar el aire, el agua y el territorio”, organizado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.
“De qué sirve tener servicios de calidad si van a durar unas cuantas décadas más. La Ciudad de México tiene dos retos: que va a temblar y que habrá una sequía. Ante este último no estamos preparados, porque no se puede dar agua a millones de personas con pipas”, comentó.
Se está en la obligación de implementar, en este momento, acciones para que la Ciudad de México se prepare para la sequía, “pues cuando ésta llegue ya no habrá nada qué hacer”. Por ejemplo, dijo, Iztapalapa tiene 140 pipas, pero no abastece ni al 15 por ciento de la población.
Aguirre Díaz subrayó que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México requiere de suficientes recursos; la metrópoli tiene el problema de estar ubicada en el centro del país y a 2 mil 200 metros de altura sobre el nivel del mar, “es decir, dependemos de lo que nos llega. Por lo tanto, “necesitamos tomar en serio el tema del agua y no se ven los problemas, porque estamos usando líquido que se almacenó durante miles de años”.
Sostuvo que en el país no se distribuye equitativamente el agua, pues en Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas hay mil 144 metros cúbicos por habitante al año; en Tabasco y Chiapas, 22 mil; en Baja California y Baja California Sur, mil 250, y en el Valle de México, 160 metros cúbicos por habitante al año. “Es urgente instrumentar acciones importantes para revertir el problema del agua”, insistió.